Clásicos de Hoy…por César del Campo de Acuña
Dirección: Quentin Tarantino.
País: Estados Unidos.
Año: 2012.
Duración: 165 minutos.
Género: Western.
Guion: Quentin Tarantino.
Interpretes: Jamie Foxx, Christoph Waltz, Leonardo DiCaprio, Kerry Washington, Samuel L. Jackson, Don Johnson, Walton Goggins, Laura Cayouette y Quentin Tarantino.
Música: varios.
Fotografía: Robert Richardson.
Montaje: Fred Raskin.
Diseño de producción: J. Michael Riva.
Vestuario: Sharen Davis.
Estreno en Estados Unidos: 25 de diciembre de 2012
Estreno en España: 18 de enero de 2013.
El mejor cine de explotación
Una de las mayores molestias que encuentro a la hora de enfrentarme a una película es contemplar con cierto estupor como el nombre del director es mayor que el de la propia obra que presenta. Esta práctica se ha convertido en un recurso habitual en las carreras de cineastas respetados por crítica, estudios y público, y en un vago intento ante los ojos de algunos de vender un concepto por encima de un contenido. Es habitual escuchar en conservaciones con aficionados al séptimo arte comentarios como: “¿has visto la ultima película de…?” dando a entender que por el mero hecho de ser de tal o cual realizador va a ser un despropósito o una garantía de éxito incontestable. Esta particularidad, como no podía ser de otra forma, alcanza a Quentin Tarantino, un hombre empeñado en demostrar en cada uno de sus proyectos que puede hacer el cine que a el le gusta de manera sobresaliente, contentar a sus productores y encontrar entre los espectadores amor y odio a partes iguales mientras presentan su ultimo film en un cartel, metafórico o no, en el que las letras de su nombre son más grandes y más pronunciadas que las de la cinta que estrena.
Al tratarse de un cineasta poco prolífico, cada vez que uno de sus nuevos trabajos llega a la gran pantalla es promocionado como “Lo ultimo de Tarantino…” y aunque comprensiblemente esto genere en ciertos sectores una crítica feroz buena parte del público responde de manera positiva a este ardid publicitario y a la propuesta cinematográfica del director ya que si algo es cierto con respecto a los films del realizador de Knoxville, Tennessee es que son terriblemente entretenidos. Tras homenajear las slasher movies, las blaxploitation, las cintas de Kung Fu y las películas de comandos su siguiente salto en el cine de genero de los años 70 que le faltaba por dar apuntaba hacia el western, pero no al gran cine del oeste de John Ford, sino al despiadado spaghetti western de Sergio Leone, Mario Baba, Lucio Fulci y Sergio Corbucci entre otros. De esa forma, y como si se tratase de un secreto a voces Django desencadenado llego a los cines a finales de 2012, revitalizando un genero prácticamente extinto y generando interés comercial por el por primera vez en mucho tiempo.
Tarantino en Django desencadenado vuelve a orquestar de manera sobresaliente una historia de venganza cimentada sobre una realización técnica de impecable factura donde brilla especialmente una poderosa fotografía y una banda sonora catalizadora de escenas y tempo interpretativo. Los personajes, especialmente y como no podía ser de otra forma, el protagonista realizan un recorrido interesante a lo largo del metraje de la cinta consiguiendo mantener el interés por la acción a lo largo la misma sin redundar en la necesidad del efectismo de guiones menos inspirados pero deseosos de la complicidad de los espectadores. Visualmente arrolladora, la labor de Robert Richardson resulta tan impactante como por momentos sobrecogedora; La escena en la que llegan a Candyland, la plantación del sádico Calvin Candie (un sorprendente Leonardo DiCaprio), a ritmo de 100 Black Coffins de Rick Ross es un sobresaliente ejemplo de cómo la música y la fotografía juegan un papel de vital importancia en la construcción de la cinta. Richardson se mueve entre dos extremos al presentar planos limpios capaces de transmitir pureza y otros donde una asfixiante sobrecarga visual ayuda a los actores a dar vida a escenas donde la tensión es un invitado invisible pero extraordinariamente absorbente.
Aun tomando varias licencias históricas, Quentin Tarantino elabora un excelente western, o southern como el propio director define a su obra, en el que todas las piezas encajan a la perfección gracias a una personalidad tras las cámaras que sabe exactamente que quiere y que busca en sus films. Esto, que debería ser algo exigible a todos los cineastas, en rara ocasión se cumple pero sin embargo esta presente en todos y cada uno de los trabajos de Tarantino ya que sabe hacia donde quiere ir y por donde pasar sin olvidarse de quien le va a acompañar en ese viaje y porque motivo. Django desencadenado es poderosa visualmente, gratificante a nivel sonoro, notable a nivel interpretativo y sobresaliente desde la silla del director ya que consigue lo que muy pocos parecen entender y que no es otra cosa que dar al gran público lo que quiere. Una joven cinta de culto capaz de demostrar que no hay géneros anticuados sino realizadores incompetentes.
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